PIN Parental

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La sexualidad es una parte importante de la vida del ser humano que no podemos ignorar. De ahí que los padres han de poner todos los medios a su alcance para encontrar y poner en práctica el auténtico y más adecuado programa de educación sexual.

Un programa que debe ser claro, a la vez que gradual y equilibrado, conforme a los principios antropológicos fundamentales de la naturaleza y la dignidad de la persona humana.

Un programa que, por un lado enriquezca las facultades del hombre –inteligencia y voluntad–, por las que nos diferenciamos del resto de seres vivos, y por otro, que nos capacite en el desarrollo libre, razonado e integral de nuestra personalidad, al servicio de una sexualidad sana y responsable.

Un programa que nos ayude, como primeros y principales educadores de los hijos, a estar en guardia y preparados para enseñarles que el amor no es un capricho, ni una apetencia sexual, sino una elección libre y generosa por la que se procura el bien del otro. Y porque se es libre, se es responsable.

Un derecho y una responsabilidad de los padres que son prioritarios, intransferibles, innegociables, indelegables e insustituibles. De ahí, que los padres tengan la obligación de ejercer su derecho y su responsabilidad en la educación de la sexualidad, como recordaba el Dr. Marañón: “Son las manos infinitamente cuidadosas de los padres y no ningunas otras, por sabias que sean, las que tienen la máxima eficacia para llevar a cabo la iniciación sexual”.

No podemos olvidar que la educación sexual debe incluir la educación de la afectividad, de los sentimientos y las emociones. No se limita a la “temida” conversación sobre de dónde vienen los niños, qué es un preservativo o por qué Fulanito vive con Pepito si son los dos hombres… La educación de la sexualidad forma parte de la educación para la vida, la educación hacia el respeto y el conocimiento propio y ajeno, apoyada en la necesaria e imprescindible comunicación padre-hijo que se establece desde las primeras experiencias en el seno familiar.

 

Por ello, proponemos una iniciativa muy acertada para empezar cada nuevo escolar con un nuevo reto personal, familiar y educativo:

Con motivo del inicio del curso empieza a llegar a los centros educativos las oferta de talleres de educación afectivo-sexual. Y así, la educación afectivo-sexual de los alumnos se cuela en las aulas de nuestros hijos en el tiempo dedicado a tutoría, por ejemplo, con el pretexto de la educación para la salud o como actividad extraescolar.

La gran mayoría de los planes de educación afectivo-sexual que se imparten son nocivos y pretenden inculcar desde muy pequeños una información falsa, desorientadora, destructiva y absolutamente contraria al criterio de los padres.

Los padres han de estar muy atentos porque, sin que lo sepan, sus hijos pueden estar siendo adoctrinados en materias tan delicadas como la afectividad y la sexualidad en contra de sus convicciones y visión de la vida y la persona. Por eso necesitan protegerles y ejercer su derecho como primeros educadores de los hijos.

La legislación nacional e internacional garantiza el derecho de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones. La libertad se defiende ejerciéndola. Los padres únicamente necesitan ejercer ese derecho sin complejos: no pueden imponer a los hijos una educación afectiva y sexual con la que no estén de acuerdo.

Por eso desde LIBRES PARA EDUCAR, una iniciativa de Profesionales por la Ética, proponen a los padres que entreguen en la secretaría del centro educativo al que acudan sus hijos un escrito de Solicitud de información previa y consentimiento expreso, es como un Pin Parental en el que los padres exigen ser informados previamente de las actividades, cursos y talleres de educación afectivo-sexual y materias similares. Puedes descargar el Pin Parental aquí

De la misma manera que se pide la autorización para que asistan a cualquier actividad extraescolar, deben exigir que no asistan a ninguna actividad sin su previa autorización.

Difunde esta información y el Pin Parental a todos los padres que conozcas, por tus hijos y por los de los demás. El derecho a la libertad educativa de los padres y la protección de nuestros hijos está en juego y la generalización del uso del Pin Parental la garantiza.

Son tus hijos, es tu decisión. PIN PARENTAL.